LA IBERIA 26-9-1898 |
EL PAÍS 26-9-1898 |
En el diario La Iberia, esta es la noticia literalmente:
Un crimen en Pastriz
De la Prensa de Zaragoza recogemos hoy los siguientes interesantes
datos:
«Recogidos directamente en el lugar del crimen, podemos hoy dar amplios
detalles del cometido en Pastriz.
Ayer mismo, entre diez y once de la mañana, en un campo de la partida de
Tello, del pueblo de Pastriz, hallábanse su propietario Joaquín
Maestro, un hijo de éste y un mozo de mulas llamado Leandro Bulsac,
cuando se presentó Eduardo Guallar Leciñena, de treinta y tres años,
casado, labrador y matarife de cerdos, armado con una escopeta de pistón
de dos cañones.
Joaquín Maestro estaba junto á su carro en el camino lindante con el
campo, observando el trabajo de su criado.
Guallar, al llegar, encaróse con é! y le dijo:~«¿Que ha hecho usted hoy
en mi casa? Ahora liquidaremos»--y echándose á la cara la escopeta
intentó disparar contra Maestro.
El agredido echó rápidamente sus manos á los cañones de la escopeta,
entablando breve lucha con Guallar para desarmarlo.
Efecto de las desigualdades del terreno, los dos cayeron al suelo,
abandonando la escopeta que ambos tenían asida.
Entonces Guallar sacó el cuchillo que empleaba para degollar cerdos, y
con él asestó dos golpes terribles en la espalda á Maestro.
Este pudo todavía coger el cuchillo á su agresor por la hoja, pero
hirióse, al hacerlo, en cuatro dedos de la mano derecha y en el pulgar
de la izquierda, y tuvo que soltarlo.
Guallar, empuñando nuevamente el arma, asestó á su víctima otra puñalada
en el hipocondrio izquierdo, y en seguida exhaló Maestro su postrer
suspiro.
El criado Leandro Buisac, en cuanto se apercibió de lo que ocurría,
acudió al sitio donde se desarrollaba aquella violenta escena, gritando á
Guallar:—"Por Dios, ¡no le des masl ¡Hazlo por mí!,,—
Guallar, sin oir acaso aquellas voces, en el paroxismo de su furor,
intentó degollar á su víctima, infiriéndole una nueva herida debajo de
la barba.
Cuando Guallar observó que Maestro no respiraba ya, arrojó el cuchillo
que había esgrimido á un campo inmediato y cogiendo su escopeta
emprendió con paso reposado el camino de regreso hacia el pueblo.
Leandro no se separó ya de él.
El hijo de la víctima, que tiene catorce
años de edad, apenas se había dado cuenta de la agresión de que su padre
era objeto, había corrido hacia Pastriz, distante media hora, llorando y
pidiendo socorro.
El síndico del Ayuntamiento, D. Joaquín San Clemente, desde un campo
dónde estaba vio al muchacho lloroso; preguntóle lo que pasaba y
contestóle aquél que habían punzado á su padre, ignorando si lo habían
muerto.
Dejó en el acto el Sr. San Clemente su faena, y cuando se dirigía al
lugar del crimen encontróse con el matador, todavía armado de su
escopeta, y el criado del muerto que regresaban á Pastriz.
Inmediatamente requirió á Guallar á que entregase la escopeta y cuantas
armas llevase y se diera preso, y Guallar obedeció, dando al síndico su
escopeta y entregándosele sin protesta alguna.
El Juzgado municipal de Pastriz comenzó en seguida la instrucción del
sumario oportuno, y ante él se declaró Guallar confeso en su delito,
reconociendo las armas con que ejecutó éste.
En cuanto á las causas que han producido el crimen, dícese que el
Juzgado, á las ocho de la mañana de ayer mismo, embargó á Guallar en su
propia habitación cuanto poseía para haber efectiva una deuda de 37
fanegas de trigo que Guallar tenía contraída con Joaquín Maestro.
Durante el embargo no expresó Guallar otro sentimiento que el natural
por desprenderse de un cerdo, la remolacha y otros frutos que
constituían su hacienda; pero su esposa derramó abundante llanto, que
produjo extraordinaria excitación en Guallar, durante la cual, quizá,
concibió la idea del crimen, pues dos horas después salió de la casa,
por la puerta del campo, armado de escopeta y cuchillo contra su
costumbre, marchando hacia el campo donde estaba su acreedor.
Guallar es de regular estatura, fornido y de gran serenidad. De la lucha
que sostuvo con su víctima resultó herido en la mano izquierda.
Maestro parece que no esgrimió arma alguna y que ni aun el azadón tenía
próximo cuando fué agredido. En sus bolsillos se encontraron varios
papeles, una pequeña navaja y una caja de cerillas.
Era el segundo contribuyente del pueblo y dueño del estanco.
Su muerte ha .sido sentida.>
En el diario El País lo cuentan de esta manera:
CRONICA SANGRIENTA
En Pastríz ¡'Zaragoza'', ha sido muerto el vecino Joaquín Maestro, estanquero, por su convecino Eduardo Buisac.
El hecho tuvo lugar en un campo, propiedad del primero.
Según parece, Buisac debía cierta cantidad á Maestro, y éste le le había embargado cierta cantidad de trigo, viendo que no le pagaba.
Después de efectuado el embargo, Buisac, armado do una escopeta y un cuchillo, fué al campo donde el otro se encontraba, y sin que, al parecer, mediara disputa alguna. este disparó un tiro que, gracias á la advertencia de Maestro, no pudo darlo.
Inmediatamente, sacó Buisac un cuchillo, y ya que no le había podido dar con la escopeta, le asestó dos cuchilladas en la espalda que lo dejó muerto en el acto.
El Juzgado de instrucción del Pilar salió para el lugar del suceso, procediendo al levantamiento del cadáver de Maestro.
El autor fué detenido y puesto á disposición del Juez instructor".
Las transcripciones son literales, por tanto observaréis ciertas faltas que imagino serían reglas ortográficas de la época, o erratas sin más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si quieres opinar o hacer algún comentario, aquí puedes hacerlo.